
Para explicar todas las componentes del ser humano que no son accesibles a la percepción sensorial o al razonamiento mental hemos de recurrir a analogías, aproximaciones, similitudes o metáforas.
El Cuerpo Radiante tiene que ver con el brillo del alma o, más bien, con cómo su intensidad puede afectar a la persona y a su entorno. La radiancia tiene que ver con las ideas de fortaleza, proyección, determinación, coraje, maestría, y puede ser cultivada con la practica del yoga o de una vida recta. Su propiedad de impacto en otros provoca en la persona la potenciación de la capacidad de afectación hacia su entorno. Supone así mismo una relación energética con que entronca con la red universal de energia y que puede ser trampolín para potenciar la capacidad de la persona de sentirse uno con aquello que le rodea más allá del simple contacto fisico-energético-mental.
Los ejercicios y meditaciones que potencian el cuerpo radiante y nuestra sensibilidad hacia el mismo favorecen sobremanera la instauracion en la persona de actitudes y estados basados en la empatía, la armonía, la felicidad de la conexión con el Ser, la seguridad en sí mismo, la confianza y el correcto discernimiento.