Muchas veces habrás escuchado o leído que meditar es «dejar la mente» en blanco. Quizá incluso lo hayas intentado y al ver que no lo has conseguido, te has sentido frustrado/a.
Expertos en psicología y psiquiatría afirman que dejar la mente en blanco es imposible por definición y que solo quedaría en blanco cuando fallecemos. Así, nuestra mente sigue produciendo pensamientos como nuestros riñones siguen produciendo orina o nuestros vasos sanguíneos siguen conduciendo flujo de sangre.
Entonces, ¿qué es meditar? Meditar es mantener la mente en calma, así de «sencillo». Es enfocar y centrar nuestra mente a voluntad y traerla al momento presente. Para ello hay que ser paciente y hacerlo sin forzarla, sin esperar nada, ya que calmarla a la fuerza crea resistencia y nos lleva justo a lo contrario: saltar de un pensamiento a otro, volver a ese bucle de pensamiento desenfrenado que no lleva a ninguna parte y que nos aleja del momento presente, de las oportunidades reales que tenemos delante.
Meditando se consigue un estado de silencio interior y de profunda conexión que nos mantiene presentes en «el aquí y el ahora», estado en el que somos capaces de concentrar nuestra energía, sentirnos cómodos/as en nuestro cuerpo, tranquilos/as en la mente y contentos/as en el corazón.
Una persona rezando el rosario se tranquiliza, un niño contando ovejas se duerme y un judío haciendo genuflexiones frente al muro de las lamentaciones se desconecta del entorno y conecta con la oración. Quien más o quien menos cuenta con alguna herramienta para liberar la mente de preocupaciones y llegar al descanso mental. En Kundalini Yoga, junto con otras técnicas, utilizamos pranayamas, mantras y mudras, ¿los has experimentado?